viernes, 30 de octubre de 2015

Un tipo de vitamina B3, la nicotinamida, puede ayudar a evitar algunos cánceres de piel

La nicotinamida parece reducir los cánceres de piel no melanomas en un 23 por ciento cuando se toma dos veces al día, según un equipo de investigadores australianos de la Universidad de Sídney.

Estudios anteriores han indicado que la nicotinamida puede ofrecer a la piel un incremento de energía, mejorando la reparación del ADN y fortaleciendo al sistema inmunitario de la piel.

Para ver si este efecto ayudaría a proteger del cáncer de piel, los investigadores iniciaron un ensayo clínico con 386 pacientes de alto riesgo que habían tenido al menos dos cánceres de piel no melanoma en los cinco años anteriores. Su edad promedio era de 66 años, y dos terceras partes eran hombres. Además, muchos de ellos también padecían otras enfermedades crónicas, como artritis, hipertensión y otras enfermedades cardiacas o pulmonares.

La mitad del grupo tomó nicotinamida dos veces al día durante un año y la otra mitad, un placebo, revisándose la piel cada tres meses.

Al final del periodo del estudio de un año, las tasas de nuevos cánceres de piel no melanoma se habían reducido en un 23 por ciento en el grupo de la nicotinamida, en comparación con el grupo del placebo, observándose beneficios desde la primera revisión a los tres meses, reduciéndose también la aparición de otras lesiones que se pueden considerar como precancerosas.

La nicotinamida no provocó más efectos adversos que el placebo, a diferencia de otra forma de B3 más conocida llamada niacina, que pueden sufrir dolores de cabeza, rubores en la piel y presión arterial baja, aunque cuando se abandonó el tratamiento, al cabo de 12 meses, se perdió el beneficio.

domingo, 25 de octubre de 2015

El uso de antioxidantes puede favorecer la progresión de los cánceres y la aparición de metástasis

Tradicionalmente se recomienda el empleo de antioxidantes en enfermedades degenerativas, entre las que se encuentran los procesos oncológicos, ya que se les supone un efecto protector de las células sanas frente a los radicales libres y un efecto potenciador de la actividad del sistema inmunitario, pero poco a poco se van acumulando evidencias de que el empleo de antioxidantes en pacientes oncológicos, perjudiquen más que ayuden.

Quizás la primera voz que se alzó para advertir que en los procesos oncológicos el empleo de antioxidantes podrían aumentar la velocidad del crecimiento de los tumores y la formación de metástasis, fue la del científico James Watson, premio Nobel de Medicina que en 2013 publicó un artículo donde denunciaba esta moda que podía estar provocando más daños que beneficios: http://rsob.royalsocietypublishing.org/content/3/1/120144.full

Además en este blog, ya nos habíamos hecho eco de otros muchos estudios donde se demostraba que la ingesta de ciertos antioxidantes, podría ser perjudicial en ciertos tumores, como por ejemplo el empleo de éstos en el cáncer de pulmón (http://tumedicoteinforma.blogspot.com.es/2014/02/podrian-los-antioxidantes-acelerar-el.html)

Ahora, un equipo de científicos de la University of Texas Southwestern Medical Center (CRI), en Estados Unidos, ha hecho un descubrimiento que sugiere que las células tumorales se benefician más de los antioxidantes que las células normales, lo que viene a apoyar estas hipótesis y aumenta la preocupación por el empleo de antioxidantes en la dieta de los pacientes con cáncer, según se desprende de un artículo publicado en la revista "Nature".

Los estudios se realizaron en ratones trasplantados con células de melanoma de pacientes. El equipo de CRI halló que cuando se administraron antioxidantes a los ratones, el cáncer se extendió más rápidamente que en los roedores que no recibieron antioxidantes.

Las células metastásicas de melanoma experimentan altos niveles de estrés oxidativo, lo que conduce a la muerte de la mayoría de las células de metástasis, pero la administración de antioxidantes a los ratones permite que más células de melanoma metastático sobrevivan, siendo las células de cáncer más beneficiadas por los antioxidantes que las células normales.

Las personas sanas que no tienen cáncer sí pueden beneficiarse ampliamente de los antioxidantes, ya que ayudan a reducir el daño de las moléculas oxidantes altamente reactivas generados por el metabolismo normal. Este trabajo plantea la posibilidad de que el cáncer se debe tratar con pro-oxidantes como el metotrexato en dosis bajas que inhibe la vía de los folatos ya que evitarían la aparición de metástasis y por tanto los pacientes con cáncer no deben complementar su dieta con dosis altas de antioxidantes.

Fuente: http://www.nature.com/nature/journal/vaop/ncurrent/full/nature15726.html

viernes, 16 de octubre de 2015

Un componente del brócoli, ayuda a tratar la leucemia linfática crónica

La leucemia linfática crónica es el tipo de leucemia más frecuente entre los adultos de los países occidentales. En España, se diagnostican aproximadamente 5000 casos al año, siendo la media de edad, a los 70 años. En esta enfermedad, se produce un acúmulo sobre todo en la médula ósea, pero también en sangre y otros órganos linfáticos como el bazo y los ganglios de un subtipo de linfocitos (B CD5+) y como consecuencia se dejan de producir células normales, apareciendo aumento de linfocitos con anemia, disminución de plaquetas, infecciones y ganglios abultados (adenopatías).

Aunque existen diferentes tratamientos, los pacientes suelen hacerse resistentes a éstos y aparecen recidivas de la enfermedad. Un trabajo liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y con la participación de los hospitales Gregorio Marañón y de la Princesa, ambos de Madrid, ha descubierto las propiedades beneficiosas del indol-3-carbinol para esta enfermedad, un compuesto natural presente en plantas del género Brassica, como el brócoli, la col, la coliflor y las coles de Bruselas en el tratamiento de este tipo de leucemia.

En el estudio in vitro publicado en “Clinical Cancer Research” se utilizaron células de pacientes de leucemia linfática crónica con distintas fases y pronóstico. Los resultados, demostraron que este compuesto del brócoli a distintas concentraciones, es capaz de destruir las células leucémicas pero no los linfocitos normales.


Además, el indol-3-carbinol mejora significativamente el efecto de la fludarabina, uno de los compuestos más utilizados en el tratamiento de este tipo de leucemia, así como el de otros fármacos, incluso en pacientes que presentaban resistencia al medicamento citado, por lo que estas combinaciones de fármacos podrían ser útiles no solo en el tratamiento de la leucemia linfoide crónica sino en los pacientes resistentes a los tratamientos y en aquellos que han presentado recidivas.

miércoles, 14 de octubre de 2015

Dos nuevos estudios demuestran que el calcio no aumenta la masa ósea

De acuerdo con dos estudios neozelandeses publicados en “The British Medical Journal”, un aumento del aporte de calcio por medio de la alimentación o los complementos alimentarios no mejora la salud ósea ni evita las fracturas.

Un grupo de investigadores de la University of Auckland realizaron ambas revisiones sistemáticas. En la primera, el equipo halló que el aumento del aporte de calcio de fuentes o complementos alimentarios produce pequeños aumentos (1-2 %) en la densidad ósea. Sin embargo, según escriben los autores, es poco probable que tales aumentos produzcan una reducción clínicamente significativa en el riesgo de fracturas.

En el segundo estudio, los investigadores examinaron la asociación entre la ingesta alimentaria de calcio y el riesgo de fractura, y llegaron a la conclusión de que no hay pruebas en ningún ensayo clínico de que el aumento de la ingesta de calcio de fuentes alimentarias evite las fracturas.

Las directrices aconsejan que los hombres y mujeres mayores de 50 años de edad tomen al menos 1000-1200 mg/día de calcio para mejorar la densidad ósea y evitar las fracturas. Sin embargo, los autores arguyen que es hora de reconsiderar esa recomendación. La ingesta de calcio en una alimentación equilibrada normal es suficiente.

Además, como ya hemos comentado, el empleo de suplementos de calcio, está envuelto en cierta polémica, al haberse publicado estudios que demuestran que pueden ser responsables de que se deposite en nuestras arterias, calcificándolas e iniciando procesos de arteriosclerosis, aumentando el riesgo de infarto de miocardio en un 30%.

Desde este blog, siempre hemos apostado por una alimentación equilibrada y recordamos que independientemente del empleo de medidas farmacológicas, existen numerosas tratamientos alternativos y/o complementarios a éstas que contribuyen a evitar a la tan temida osteoporosis que fundamentalmente afecta a mujeres postmenopáusicas, entre los que quiero destacar dos por su sencillez y eficacia:

·         Ejercicio físico: Existen numerosas evidencias científicas que demuestran que el ejercicio físico es capaz de aumentar la masa ósea de una forma más eficaz que los fármacos. Sin embargo, es más cómodo para los pacientes no implicarse en su tratamiento y confiar solo en el empleo de una "pastillita" que permite seguir cometiendo los errores que me llevaron a esta situación, y ésto es aplicable a cualquier enfermedad. También para nosotros médicos, nos resulta cómodo, ya que el grado de adherencia a estas recomendaciones es mínimo, y lo obviamos para no perder tiempo. Ésto es algo que me repitieron en los años que pasé en la Facultad: "La función, hace al órgano", es decir, cuanto más ejercitemos nuestros huesos, mayor será la masa ósea.
·         Vitamina K2 o menaquinona que no tiene nada que ver con la vitamina K con efectos sobre la coagulación. El hueso, como el resto de nuestro organismo, está en constante renovación que depende del equilibrio influenciado por numerosos factores entre la actividad de los osteoblastos (las células óseas responsables de la formación de hueso o remodelación ósea) y los osteoclastos (células responsables de la destrucción de hueso o resorción ósea). Ésta vitamina, extraída de forma natural mediante fermentación de la soja, activa a los osteoblastos y frena la actividad de los osteoclastos.

Fuentes: http://www.bmj.com/content/351/bmj.h4183http://www.bmj.com/content/351/bmj.h4580