jueves, 22 de marzo de 2012

Consumir ácidos grasos omega-3 ayuda a mitigar la fatiga asociada al cáncer

Los pacientes que superan un cáncer y consumen una dosis óptima de ácidos grasos omega-3, que se encuentran sobre todo en pescados grasos como el salmón y el atún, conseguirían una cantidad extra de energía que les ayudaría a sobrellevar la fatiga, según un estudio del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, cuyos resultados se han publicado en la revista especializada "Journal of Clinical Oncology".

Muchos pacientes tratados por un cáncer padecen fatiga, incluso años después de haber finalizado su terapia. Aunque hay evidencia de que mantener buenos hábitos de sueño y hacer ejercicio regular pueden ser hábitos útiles para combatir el cansancio, se necesitan otras opciones, señalaron los autores de este trabajo.

Para la investigadora de este estudio Rachel Ballard-Barbash, del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, aunque se desconoce qué es exactamente lo que provoca fatiga a largo plazo en algunos supervivientes al cáncer, hay evidencia de que la inflamación crónica en el cuerpo jugaría algún papel en este sentido.

"Los resultados de este estudio relacionan una mayor ingesta de ácidos grasos poliinsaturados omega-3 con una reducción de la inflamación y menores aspectos físicos de fatiga", según ha escrito el equipo liderado por Ballard-Barbash.

Los ácidos grasos omega-3 alivian la inflamación. Esta investigación sugiere que eso es especialmente cierto si estos ácidos reemplazan a algunos omega-6, que son una gran porción de la alimentación típica en Estados Unidos y están presentes en la margarina, los aceites vegetales y en una serie de 'snacks', dulces y también en la comida rápida. Consumir demasiado omega-6 promueve la inflamación.

Para desarrollar este estudio, Ballard-Barbash y sus investigadores observaron la relación entre la ingesta de omega-3 y la fatiga en 633 pacientes que sobrevivieron a un cáncer de mama. En general, el 42 por ciento de las mujeres reconocían estar fatigadas tres años después del diagnóstico.

El problema era más común en aquellas con mayores niveles en sangre de una proteína relacionada con la inflamación llamada PCR. Las mujeres con más omega-3 en sus dietas tenían menos posibilidades de sufrir fatiga, sobre todo si consumían perlas de aceite de pescado.

De las mujeres que consumían más omega-3 frente al omega-6, al menos en parte a través de suplementos, alrededor del 23 por ciento reconocían sufrir fatiga, frente al 49 por ciento de las mujeres que no usaban los suplementos y tenían la menor ingesta de omega-3 en relación con su consumo de omega-6.

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