martes, 15 de septiembre de 2009

Hipertensión arterial



La hipertensión arterial, no es más que el aumento de la presión que existe en nuestras arterias cuando alcanza cifras de más de 150/90 mm. de Hg. (milímetros de mercurio) para personas mayores de 45 años y 130/85 mm. de Hg. para personas menores de esa edad, siendo ésta una enfermedad que afecta al 20% de la población adulta española, aunque solo el 50-60 % lo conoce.

Aunque la mayoría de las veces, la causa es desconocida (HTA primaria o esencial), conocemos una serie de factores que pueden incidir en que aparezca y que pueden ser genéticos o ambientales, como la ingesta de sal, obesidad, personalidad, tipo de ocupación, ambiente familiar. Una vez que se pone ésta en marcha existen otros factores que van a influir en el pronóstico, como la edad, sexo, raza, sexo, tabaquismo, colesterol, glucosa y peso sobre todo.

El aumento de las cifras de presión arterial, es algo que va innato al proceso de envejecimiento, pues conforme vamos aumentando en edad, nuestras arterias y sobre todo nuestros vasos sanguíneos más pequeños (arteriolas), pierden elasticidad y se endurecen, obligando a nuestro corazón a bombear la sangre con más fuerza, aumentándose así la presión dentro de nuestro sistema circulatorio.

El riesgo que comporta realmente la HTA, viene derivado precisamente de que una presión arterial elevada, indica que nuestro corazón está haciendo un gran esfuerzo para poder bombear la sangre y llevarla a todo el cuerpo. Ese sobreesfuerzo del corazón, que se tolera bien en un principio, pronto puede dar complicaciones si no se le controla y ayuda disminuyendo la presión en nuestras arterias, pudiendo desarrollarse enfermedades en la circulación periférica, corazón, cerebro, ojos y riñones.

La importancia de un buen control de la tensión arterial, radica en que junto con el tabaquismo y el aumento de colesterol en sangre, son los tres factores que predisponen a la aterosclerosis coronaria, así como a la insuficiencia del ventrículo izquierdo, infartos de miocardio, hemorragias o infartos cerebrales e insuficiencia renal, todas ellas enfermedades con dramáticas consecuencias. En España pueden atribuirse a la HTA alrededor del 19 % de las muertes por cardiopatía coronaria y el 52 % de las debidas a patología cerebrovascular. El problema para poder controlarla está en que es una enfermedad que muchas veces permanece sin síntomas hasta que se observan las primeras complicaciones, a pesar de que probablemente sea una de las enfermedades con más fácil y más barato diagnóstico: una simple toma de tensión arterial.

En el tratamiento de farmacológico de la HTA se emplean sobre todo fármacos diuréticos que disminuyen el volumen de líquido dentro de las arterias y eliminan sodio junto a ese líquido, medicamentos que ensanchan nuestras arterias disminuyéndose la resistencia al paso de la sangre y otros que disminuyen el ritmo y la fuerza que tiene que hacer nuestro corazón para bombear sangre.

Además de seguir la medicación recomendada por el médico, también podemos ayudar a controlar la hipertensión de una forma natural de la siguiente forma:

  • Dieta: Un cambio a una dieta más saludable y bien equilibrada con un bajo contenido en grasas, junto con una reducción del consumo de alcohol, están entre las primeras medidas que se deben de tomar. Si además existe una obesidad, habrá que bajar de peso. La cantidad de sal que se añade a los alimentos se debe reducir. También se debe disminuir el azúcar refinado, carnes rojas, grasas de origen animal, café y té, así como aumentar el consumo de frutas, verduras, cereales, leguminosas, pescados y carnes blancas. Una dieta rica en frutas y verduras puede suponer un mejor control de la HTA que con los fármacos clásicos en muchos pacientes.
  • El ejercicio es también efectivo para disminuir la presión arterial, además de que nos ayuda a controlar el estrés, que es otro de los factores que pueden desencadenarla.
  • Aprender a relajarse y disminuir los niveles de estrés mediante técnicas como la meditación, yoga, tai-chi o respiración entre otros, también puede resultar muy útil.
  • Vitaminas y minerales: El suplemento con vitaminas C y E, así como el de magnesio, han demostrado una eficacia en la reducción de la tensión arterial.
  • Fitoterapia: Existen numerosas plantas medicinales que nos pueden ayudar a controlar la presión arterial, como el espino blanco, el muérdago o las hojas de olivo, y así, una buena fórmula que podemos tomar, sería la que obtenemos de la mezcla a partes iguales de las siguientes plantas: hojas de olivo, sumidades floridas de espino blanco, inflorescencias de tilo, hojas y flores de pasiflora y corteza de naranja amarga.
  • Otras técnicas, requieren un estudio más profundo, entre las que destacan la homeopatía y la acupuntura debiendo ser realizadas por un profesional cualificado.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Hipercolesterolemia



La hipercolesterolemia, es el término médico que define al aumento de un tipo de grasa, el colesterol, en sangre por encima de los límites considerados como normales, es decir, por encima de 200mg/dl. Dentro del total del colesterol podemos distinguir varios tipos de colesterol, pero los que más nos interesan como índices pronósticos, son el HDL, que es el colesterol que se conoce como “bueno”, porque no tiene afinidad para pegarse a nuestras arterias y el LDL o también llamado colesterol “malo”, que es el más dañino ya que se adhiere con muchísima facilidad a las arterias obstruyéndolas y disminuyendo la cantidad de sangre que puede pasar a su través. Unas cifras de colesterol total superiores a 200 mg/dl. no son tan malas si existe una alta proporción de colesterol bueno y poco del malo, que si esto tiene lugar al revés.


Diariamente, nuestro hígado fabrica hasta un gramo, ya que es imprescindible para la vida, pues forma parte de las membranas de nuestras células, forma parte de los ácidos biliares que contribuyen a que hagamos bien la digestión y sirve como precursor para sintetizar hormonas (como las sexuales) o vitamina D. Si observamos la estructura química de estas moléculas nos daremos cuenta de que tienen un aspecto muy similar porque todas derivan de la misma, el colesterol.

El aumento de colesterol en sangre, lo podemos observar en diversos trastornos que afectan a los lípidos o grasas, algunos de los cuales son de tipo hereditario y familiar. En otros casos el aumento de la tasa de colesterol en sangre, es consecuencia de una enfermedad que incide en el metabolismo del colesterol, pero en la mayoría de las ocasiones se debe a un problema de excesos de grasas en la alimentación.


Es frecuente ver como muchas mujeres en la menopausia empiezan a mostrar en los análisis unos niveles cada vez más altos de colesterol siendo muchas veces necesario el empleo de fármacos para que no siga subiendo, a pesar de que mantienen una dieta sana prácticamente exenta de esta sustancia. Sus parejas, por el contrario, que por lo general cometen más transgresiones dietéticas no tienen problemas con el colesterol. Esto se debe a que como hemos dicho, uno de los caminos que sigue el metabolismo del colesterol es la síntesis de hormonas sexuales, pero llegado este momento de la vida en que existe una producción mínima de estrógenos y progesterona, la materia prima que antes gastábamos para fabricarlas ya no la empleamos y si cada vez gastamos menos, se nos empieza a acumular, por lo que aumentan los niveles de colesterol en sangre.


La hipercolesterolemia, es una enfermedad que desempeña un papel clave en el desarrollo de la arteriosclerosis, y constituye un factor de riesgo de la angina de pecho y del infarto de miocardio.


Por todo lo expuesto anteriormente, debemos siempre seguir un tratamiento dietético independientemente de que nos podamos apoyar en un medicamento o en un tratamiento más natural, disminuyendo las comidas que nos pueden aumentar la cantidad de colesterol en sangre y reduciendo el peso si existe obesidad, pues los genes nunca los vamos a modificar. Para ello la dieta debe aportar poco colesterol y grasas saturadas. Son alimentos ricos en colesterol y que por tanto debemos evitar la yema del huevo, las vísceras, sobre todo hígado y sesos, y los mariscos como la langosta y el langostino. Las grasas saturadas, las vamos a encontrar en alimentos como el coco, las margarinas y mantequillas, carnes grasas y sus derivados, sobre todo bacón, tocino, chicharrones, cabeza de jabalí y cerdo, panceta, salchichas, salami y paté, productos lácteos enteros: leche, quesos grasos, mantequilla, nata, helados y bollería industrial (se elabora la mayoría de las veces con aceite de coco y de palma que tienen una gran facilidad para subir el colesterol en sangre, siendo éste uno de los principales factores que ha hecho subir las tasas de colesterol en la población infantil). La ingesta excesiva de alcohol y el habito de fumar, también aumentan los niveles de colesterol a expensas del LDL.


Como alimentos que pueden reducir el colesterol están todos aquellos que contienen un gran porcentaje de fibra, es decir, integrales (pan, galletas, harina, pasta,..), cereales, fruta que puede ser fresca como la naranja, plátano, manzanas y peras, o seca como los albaricoques, pasas o higos y las verduras especialmente el ajo, judías verdes, habas, maíz. También las legumbres en general son buenas para bajar las cifras de colesterol.


Las grasas poliinsaturadas, sobre todo los omega-3 del pescado azul, disminuyen el colesterol sanguíneo, siendo recomendable tomarlo al menos tres veces en semana.


Como en numerosas enfermedades la realización de un ejercicio físico moderado pero con continuidad, tiene unos efectos beneficiosos en el control de la hipercolesterolemia.


Probablemente uno de los suplementos dietéticos que más se consume, es la lecitina de soja, que se puede tomar granulada o en perlas o cápsulas. El reishi y el shitake, son dos setas procedentes de Asia que son también muy eficaces en el control de esta enfermedad. En general, también la mayoría de las plantas hepáticas que conocemos, contribuyen a disminuir el colesterol. Una buena fórmula sería la que se obtiene mezclando las siguientes plantas: hojas de alcachofera (20 gr.), raíz de harpagofito (20 gr.), corteza de naranja amarga (20 gr.), y hojas de menta (10gr.).


Por último, recomendar un suplemento que ha demostrado una eficacia extraordinaria para disminuir el colesterol, como es la levadura de arroz rojo, que posee unos principios activos llamados monacolinas, que son capaces de reducir el colesterol más rebelde, pero eso será tema de otra entrega en este blog….