domingo, 7 de junio de 2009

Diabetes


La diabetes mellitus (DM) es una enfermedad crónica en la que se produce una elevación de los niveles de glucosa en sangre como consecuencia de un defecto en la secreción o en la acción de la insulina, o por una combinación de ambos. Afecta al 6 % de la población, con un incremento notable de su presencia en relación con la edad. La presenta un 10-15 % de la población mayor de 65 años y hasta un 20 % de edad si la edad a la que se delimita es a partir de los 80 años. Además, se espera un preocupante repunte para los próximos años, de tal manera que la OMS prevé un incremento de las tasas a nivel mundial superiores a un 120 % de los 145 millones de diabéticos que se estima existen en la actualidad. Factores negativos como el sobrepeso, falta de ejercicio, ingesta abusiva de azucares,..., están contribuyendo a que la incidencia de DM tipo 2, más propia del adulto, esté aumentando incluso en la población infantil.

Estas cifras, aunque inquietantes no son tan importantes en comparación con el hecho de que la mitad de la población mundial con diabetes, desconoce que la padece a pesar de suponer la cuarta causa de muerte en los países desarrollados. La diabetes aumenta el riesgo de enfermedad cardiaca entre 2 y 5 veces y es la principal causa de ceguera y alteraciones visuales entre los adultos de los países desarrollados y la más común de amputación no causada por accidente.

¿Cuáles son sus síntomas?

Coloquialmente se la denomina la enfermedad de las tres P, por las iniciales de sus principales síntomas: poliuria (micciones frecuentes y abundantes), polidipsia (sed intensa) y polifagia (aumento de apetito), todos ellos consecuencia de la hiperglucemia. Otros síntomas que pueden aparecer son pérdida de peso, visión borrosa e infecciones recurrentes, aunque en la mayor parte de los casos, especialmente en la diabetes tipo 2, el paciente se encuentra asintomático.

¿Existen distintos tipos de diabetes?


  • La DM tipo 1 o insulinodependiente, suele aparecer en la infancia, y en ella, el páncreas no produce prácticamente insulina porque las células productoras de insulina, han sido destruidas. Afecta al 5-10 % de todos los casos diagnosticados de DM.
  • En la DM tipo 2 o no insulinodependiente, lo que ocurre es que el páncreas cada vez segrega menos insulina, no produciendo la suficiente cantidad para los requerimientos orgánicos. Por lo general se controla al principio con dieta y ejercicio, aunque posteriormente puede necesitar de la toma de fármacos (antidiabéticos orales), e incluso en una última etapa también de insulina.
  • Existen también una diabetes gestacional o del embarazo y otros tipos de alteraciones del metabolismo de la glucosa como la glucemia basal alterada y la intolerancia a la glucosa. El 5’4 % de las mujeres que han sufrido una diabetes gestacional, desarrollan una diabetes mellitus tipo 2 en el plazo de 1 año aumentando este porcentaje hasta el 50 % cuando se valoran a estas mujeres en el plazo de 5 años.

¿Cuáles son sus causas?

La DM tipo 1, tiene en muchos casos un origen desconocido, aunque parecen intervenir factores hereditarios, de tipo autoinmune y ambientales, pudiendo actuarse sobre estos últimos de forma preventiva, por lo que es importante conocerlos como son las infecciones microbianas (sobre todo picornavirus, como el virus Coxsackie B4, aunque también parotiditis, rubéola, citomegalovirus, etc.), y las debidas a agentes químicos, como estreptozotocina, aloxano, veneno Vacor (ratas), inhalación materna de compuestos N-nitrosos para curar la carne, introducción temprana de la leche de vaca, ingestión en la infancia de cantidades de leche de vaca superiores a 500 cc., etc.

La DM tipo 2, parece deberse a factores genéticos y a factores ambientales como son la edad, obesidad, dietas ricas en grasas saturadas y azucares y sedentarismo.

¿Cómo se diagnostica?

Podemos decir que nos encontramos ante una diabetes si los niveles de glucosa en sangre son mayor o iguales a 126 mg/dl y se repite en una segunda determinación (ésta no es necesaria si existen síntomas típicos de diabetes y la glucemia al azar es mayor o igual a 200 mg/dl). También si la glucemia es mayor o igual a 200 mg/dl, a las dos horas de haber sometido a una persona ala prueba de sobrecarga oral de glucosa, que debe realizarse en personas con glucemias en ayunas entre 110-125 mg/dl.

La más frecuente de las complicaciones agudas es la hipoglucemia, con aparición de síntomas como temblor, nerviosismo, sudoración, angustia, taquicardia, hambre e irritabilidad, pero también se pueden dar situaciones de cetoacidosis diabética y coma hiperosmolar. Entre las complicaciones crónicas, encontramos la retinopatía diabética, nefropatía diabética, neuropatía diabética, ulceras en el pie diabético, y complicaciones vasculares en general: arteriosclerosis, infarto de miocardio, ACVA,....

La DM2, puede ser asintomática durante muchos años, por lo que son muchos los pacientes que en el momento del diagnóstico ya presentan complicaciones, o se diagnostican al acudir a su médico para consultar alguna de estas complicaciones por lo que se aconseja un diagnóstico precoz de la DM. Actualmente se recomienda un cribado en mujeres embarazadas, pacientes mayores de 45 años o con factores de riesgo para la DM2 (obesos, historia familiar de diabetes en pariente de primer grado, etnias de alto riesgo, diabetes gestacional, aumento de colesterol o triglicéridos, hipertensión arterial, alteraciones de la glucemia basal o intolerancia a la glucosa).

¿Cual es su tratamiento?

En la diabetes debe plantearse un tratamiento integral, que incluya además del control glucémico, la corrección de los restantes factores de riesgo cardiovascular, tales como la obesidad, tabaquismo, hiperlipidemia e hipertensión arterial.

El pilar fundamental del control glucémico es la dieta que según el caso podrá precisar además de antidiabéticos orales y/o insulina. Debe ser rica en hidratos de carbono, pues permite un mejor control y disminuye el colesterol LDL. El aporte de proteínas no se debe modificar, a no ser que existan problemas renales. Las grasas se deben disminuir y mejorar su calidad. Se aconseja consumir, con moderación, frutas y vegetales que aportan, además fibra soluble. La obesidad aumenta la necesidad que el cuerpo tiene de insulina porque la comida extra contribuye a aumentar la cantidad de glucosa en el cuerpo, con lo que se hace más difícil de controlar la diabetes y aumenta el riesgo de complicaciones, por lo que se debe evitar.

En un régimen dietético equilibrado no es necesario un aporte extra vitamínico-mineral, salvo que exista un déficit. El potasio es necesario cuando se producen pérdidas por tratamiento diurético y restricción dietética en caso de insuficiencia renal o tratamiento farmacológico. La vitamina E disminuye el riesgo cardiovascular al disminuir la LDL oxidada y los depósitos de grasas en las arterias, aunque no hay evidencia de que su suplemento beneficie a pacientes sin déficit. Dos carotenoides, el betacaroteno y el licopeno, protegen frente a la diabetes y sus complicaciones. Los antioxidantes en general protegen contra la diabetes, particularmente la superóxido dismutasa. El resveratrol, ejerce un efecto positivo sobre el riesgo cardiovascular en la diabetes tipo 2. Por otro lado, la ingesta de ácidos grasos omega 3, se relaciona con un menor riesgo de DM1 y el aumento del consumo de bebidas azucaradas y con fructosa con un mayor riesgo de DM2.

La administración de 1 g al día de ácido ascórbico reduce la glucosilación en suero de las proteínas en un 46’8%, que es uno de los principales mecanismos por el que los diabéticos desarrollan daños orgánicos de los que se derivan complicaciones tales como nefropatías, retinopatías y neuropatías.

El cromo es un elemento fundamental en la tolerancia a la glucosa. El suplemento con cloruro de cromo (200 microgramos al día), o de levadura de cerveza enriquecida en cromo (9 gramos al día), reduce los niveles de glucosa en ayunas, mejora la tolerancia a la glucosa, disminuye los niveles de insulina y reduce los niveles de colesterol total y triglicéridos, a la vez que aumenta los de HDL colesterol. Este efecto es más marcado cuando se administra el cromo con vitamina B3 en dosis de 100 mg/día.

El zinc forma parte de la molécula de insulina. En la diabetes existe una excreción urinaria de zinc aumentada. En animales de laboratorio, la administración de zinc oral, retardó y en algunos casos previno de la aparición de esta enfermedad. En las personas que tienen un consumo dietético de zinc más bajo, se observa un aumento del riesgo de enfermedades coronarias y de diabetes, así como de otros factores de riesgo asociados, como hipertensión, hipertrigliceridemia y aumento de la resistencia a la insulina. Además protege a las células beta del páncreas de los radicales libres que pueden originar su destrucción. Tiene además per se una acción hipoglucemiante. La suplementación con zinc oral, es útil en el tratamiento de las complicaciones en el paciente diabético, especialmente la neuropatía periférica.

El níquel es un gran regulador del metabolismo del páncreas, pudiendo ser empleado tanto en situaciones de hiperglucemias como de hipoglucemias. El efecto hiperglucemiante, es sin embargo observado cuando se utilizan altas dosis de este oligoelemento. Además ejerce una acción preventiva y protectora de la hiperglucemia en animales de experimentación cuando se les intenta inducir una diabetes mediante la ingestión de sustancias tóxicas. Este ultimo efecto, también se ha observado con el cobalto. Además se está ensayando la posibilidad de conseguir moléculas de cobalto-insulina, con el fin de conseguir imitar el modelo fisiológico de la secreción de insulina y minimizar las complicaciones de la DM.

Menètrier utilizó de forma empírica el zinc, el níquel y el cobalto, en el tratamiento de la diabetes. Hoy en día conocemos desde un punto de vista científico y racional el efecto de estos minerales sobre el metabolismo de la glucosa. Tanto el níquel como el cobalto, tienen una acción de mostrada por sí solos como hipoglucemiantes. El zinc, forma parte además de la molécula de insulina. Es lógico plantearse por tanto, la utilización de estos tres oligoelementos de forma conjunta en el tratamiento de la DM.

Otros minerales en forma de sales, sobre los cuales se está realizando hoy en día una importante investigación, ya que podrían convertirse en sustitutos de la insulina, son el vanadio, wolframio y especialmente el tungsteno. El alfa-galactosilceramida es un compuesto obtenido de esponjas marinas que previene la aparición de DM1 en ratas.

Son también numerosas las plantas medicinales que pueden emplearse para el tratamiento de la diabetes. El grupo más importante de medicamentos antidiabéticos orales, el de las biguanidas, derivan de la galegina o guanidina procedente de una leguminosa, la Galega officinalis o ruda cabruna, utilizada durante siglos para controlar la diabetes. Pero no es la única planta que podemos utilizar con ese fin, pues existen otras que ayudan a normalizar los niveles de glucosa como la opuntia o nopal, el copalchi, la alholva o fenogreco o el glucomanano, que siempre deben emplearse junto con unas adecuadas medidas dietéticas y un control riguroso de los niveles de glucosa para evitar complicaciones.

1 comentario:

Mario Castillo dijo...

Muchas Gracias Dr. por la información que pone a disposición del público. Esta en particular me resulta muy útil mi padre es diabético con aplicaciones de insulina y mi madre esta curándose de pie diabético. Su escrito me ha sido muy útil para informarme.
Saludos cordiales.
Mario