domingo, 7 de junio de 2009

Cuidado de la piel en verano




Llega el buen tiempo, y con la llegada del calor, empezamos a usar ropas más cortas dejando que nuestro cuerpo se exponga a los rayos del sol y así mostrar una piel bonita y bronceada, que seguro habremos conseguido tomando el sol, y que en nuestra sociedad sigue siendo un sinónimo equivocado de salud.


Sin embargo, el sol, fuente de salud y de vida, que desde antaño ha servido para tratar numerosas dolencias como tuberculosis, raquitismo, psoriasis, la depresión y un largo etcétera, se ha convertido en los últimos años en el elemento ambiental capaz de causar cáncer más importante que conocemos. Este hecho no se debe realmente al sol, sino a factores ajenos a éste como las emisiones de gases contaminantes que han destruido parte de la capa de ozono encargada de filtrar determinadas radiaciones, permitiendo así que penetren ciertos rayos que pueden convertirse en dañinos para la piel, como son los rayos ultravioletas A (UVA) responsables del envejecimiento de la piel y de la aparición de cánceres como los epiteliomas y los melanomas (producidos por el sol entre un 60 y 90% de los casos, y más agresivos que los epiteliomas). Los rayos ultravioleta B (UVB), son los causantes de eritemas y del bronceado de la piel.


Para evitar el daño de estas radiaciones, debemos recordar que el 80 por ciento de la exposición solar que recibimos a lo largo de la vida se produce en los primeros 18 años y sus efectos se acumulan, ya que la piel tiene memoria solar, lo que podría generar problemas cutáneos en la edad adulta, que estamos expuestos al sol, en mayor o menor medida, durante todo el año, no sólo en verano y que cada piel reacciona de una forma distinta, siendo las más sensibles, las claras, por lo que es imprescindible cuidar sobre todo la piel de nuestros menores.


También debemos tener en cuenta una serie de pautas imprescindibles para evitar los efectos nocivos del sol: se debe usar una crema con fotoprotector con un factor mínimo de 15 o superior (para los niños más de 30), ser resistente al agua y proteger de los rayos tanto de los UVA como de los UVB; aplicar el filtro solar en casa, treinta minutos antes de salir y exponernos al sol, de forma generosa y uniforme por todo el cuerpo, y reaplicar cada dos horas, e incluso más a menudo si nos bañamos o sudamos, y aunque la piel esté bronceada, o el día nublado (las radiaciones UV, traspasan las nubes) el fotoprotector es igualmente necesario. La crema de protección solar, debe tener un factor de protección muy alto al inicio de la exposición que se podrá ir rebajando conforme van pasando las semanas. Tampoco se debe olvidar aplicar en la sombra porque se recibe radiación ultravioleta indirecta, ya que la superficie de la arena actúa como un espejo que hace que reboten este tipo de radiaciones que terminan por penetrar desde las zonas soleadas a las sombreadas. Hay que procurar no exponerse al sol en las horas más nocivas, desde las 12 a 16 horas, mantener a los niños a la sombra y cubrirlos con ropa oscura. Mientras estemos expuestos al sol se deben evitar las pulverizaciones con sprays de agua, pues aunque nos dan sensación de frescor, sus minúsculas gotas actúan como lupas magnificando la acción de estas radiaciones. Debemos saber que hay algunos perfumes y fármacos que provocan una mayor sensibilidad al sol como algunos antiinflamatorios, diuréticos, antiarritmicos, antidiabéticos, antibióticos y cremas para el acné y las arrugas.


El sol, no solo nos puede hacer daño en la piel, sino también en los ojos por lo que debemos utilizar una gorra con el ala lo más ancha posible que también nos protegerá la cara y unas gafas de sol con cristales que absorban las radiaciones ultravioletas, pues se pueden producir cataratas a edades tempranas.


Si nos hemos excedido a la hora de tomar el sol, podemos aplicarnos una loción para después del sol o aftersun, con lo que conseguiremos hidratar, refrescar, evitar la inflamación, cicatrizar y regenerar la piel. Además deberemos beber agua y líquidos para evitar la deshidratación en general y en especial de la piel.

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